Aunque en Sobrebebes no es que seamos partidarios de los castigos hacia a un niño, lo cierto es que algunos de ellos sirven para hacer variar la mala conducta por lo que vamos a ver como podemos aprender a castigar a un niño.
Los niños por naturaleza y por desconocimiento en muchas ocasiones del peligro que les rodea, suelen hacer cosas con las que sus padres deben enfrentarse a diario, por lo que vamos a vernos implicados en situaciones en las que deberémos educarles con el uso de un castigo, que recordemos, siempre debe servir para que aprendar como hacer bién las cosas, y no para que se limiten a aprender qué cosas no deben hacer.
Hay que matizar que el hecho de castigar no implica jamás el uso de gritos o de golpes hacia el niño en cuestión y que además si los aplicamos mediante esta vía, nos daremos cuenta que el niño no sólo no aprende lo que deseamos que aprenda sino que desarrollará esa misma conducta como método de respuesta para con los demás.
A la hora de aplicar el castigo hemos de ser firmes y no posponer dicho castigo con amenazas del tipo “cuando venga tu padre” o ” cuando sea la hora de la cena”, porque no servirá para nada. El castigo debe ser en el momento en el que niño hace algo malo y como digo no hemos de mostrarnos compresivos. Hemos de tener claro que el niño debe aprender lo que está bién de lo que está mal y nosotros somos el medio para ello.
No es que exista un castigo magico que nos sirva para que el niño sea un santo el resto de su vida, pero lo cierto es que podemos aplicar ciertos métodos como el famoso “rincón de pensar” en el que el niño debe recapacitar sobre lo sucedido y cuando lo haya hecho deberá explicarnos qué es lo que él ha entendido y si sabe porqué ha sido castigado.
La comunicación es tal vez la base en cualquier tipo de relación; por lo que entre padres e hijos es evidente que también es esencial. No dudemos en explicar las cosas de modo que nos entiendan y de hacer que el castigo sea algo con lo que aprendan, nunca algo que teman o que no les sirva para nada.
